Hidalgo

Hidalgo representa en México un escenario interesante para la recepción de culturas extranjeras y la conservación de culturas propias, lo que lo convierte en uno de los estados más ricos socioculturalmente del país. Instituido como estado en 1869 por iniciativa del entonces presidente Benito Juárez, en la actualidad Hidalgo se ha consolidado como punto de encuentro de sociedades de inmigrantes que históricamente se establecieron dentro de sus fronteras desde tiempos coloniales y dieron fruto a descendencias mexicanas con raíces de Inglaterra, Italia o de fe judía. Asimismo, Hidalgo es uno de los estados con un mayor índice de población que habla lenguas indígenas, ya que el 12% del total de sus habitantes mayores de tres años habla alguna, principalmente náhuatl y otomí (para dimensionar la cifra, en todo el país el porcentaje de hablantes de lengua indígena es de la mitad, sólo el 6%).

Aunque Hidalgo es uno de los estados más pequeños de México, con una extensión territorial de apenas el 1.1% del tamaño total del país, ya que una gran cantidad de sus habitantes (casi la mitad, el 43%) se concentra en áreas rurales, el acceso y proximidad a los planteles escolares para los estudiantes y el mantenimiento de tal infraestructura en buenas condiciones son dos retos importantes para el estado en su área educativa. Hidalgo tiene un grado de escolaridad de 9.4 años, apenas por debajo del promedio nacional de 9.7 años, lo que significa que los estudiantes hidalguenses en promedio abandonan sus estudios poco después de haber terminado la secundaria.

La participación más bien limitada del estado en la economía nacional, a la que aporta el 1.6% del producto interno bruto (que es una medida usada para calcular el valor monetario de todos los bienes y servicios generados en el país a lo largo de un año) puede encontrar su origen en la ya mencionada concentración rural de su población, lejos de los centros urbanos donde las oportunidades laborales serían más abundantes y redituables. Sin embargo, la oferta laboral innegablemente está relacionada con el nivel de preparación académica de los habitantes en un país como México, que se adapta con gran velocidad a los estándares globales de requisitos profesionales en áreas de tecnología e innovación industrial.

Ya que el producto interno bruto per cápita (es decir, el cálculo del total de ingresos monetarios generados en promedio por cada uno de los habitantes) en Hidalgo es el quinto más bajo de todo el país, de casi $79,000 pesos al año, y teniendo en consideración que de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el PIB per cápita en un país puede subir entre 4 y 7% por cada año de escolaridad adicional entre sus ciudadanos, resulta evidente que la inversión en educación es una que no puede sino rendir frutos para la población hidalguense a largo plazo, conduciendo a un nivel de calidad de vida más alto.

El gran reto de Hidalgo en materia educativa (y laboral) consiste en encontrar el equilibrio entre la conservación cultural de sus rasgos tradicionales en lo que respecta a su población hablante de lenguas indígenas y una necesaria integración de esa población en un sistema educativo que tiende a homogeneizar a sus estudiantes para integrarlos a un mundo interconectado donde los rasgos culturales, cuando son desatendidos, pueden tender a desdibujarse.

En la necesidad indudable de invertir en la educación como una condición para el mejoramiento de la vida en sociedad reside la convicción sobre la misión de la UNIDEV y su compromiso de ofrecer a sus estudiantes una modalidad de estudio integral para concluir su nivel preparatoria desde cualquier punto del país apenas contando con un dispositivo conectado a internet.

En Hidalgo, como en toda la República, la UNIDEV refrenda su compromiso para con sus estudiantes innovando la educación en México.