En la vida en sociedad, a la que las personas solemos automatizarnos con el fin de que la convivencia con otras personas sea más sencilla, puede resultar fácil perder de vista hasta qué punto es que nuestras dinámicas dentro de esa convivencia y dentro del funcionamiento mismo como sociedad no son una cosa surgida espontáneamente, sino una forma aprendida de asumir la realidad y el lugar de cada uno en el mundo. Así puede suceder con la participación en la vida política y sus posibles efectos.
La perspectiva femenina en la vida política, en particular en el área legislativa encargada de discutir, aprobar y promulgar leyes, por ejemplo, hizo posible que a partir de enero de 2022 se aplique en todo México una tasa cero del impuesto al valor agregado (IVA) a los productos de gestión menstrual como tampones y toallas sanitarias (Gaceta Correveidile. Los impuestos son color rosa, s. f.: 12-13), lo que permitió reducir del costo al público de este tipo de productos el 16% correspondiente al IVA como medida en favor de la equidad de género, pues así puede facilitarse que quienes menstrúan no tengan que interrumpir sus actividades escolares o profesionales por la dificultad o la imposibilidad de adquirir los productos sanitarios necesarios (ib.). Este paso fue significativo en tanto sirvió para abordar el tema del llamado «impuesto rosa», que es la tendencia de los fabricantes y distribuidores de todo tipo de bienes a incrementar el costo de los productos cuando estos tienen características o funciones estereotípicamente «femeninas», desde ser de color rosa en el caso de rastrillos hasta tratarse de juguetes dirigidos por tradición a niñas, como muñecas (ib.). Una medida de este tipo que sirviera para contribuir a una sociedad más justo, como se puede ver, no habría sido posible de no considerar desde la gestión política la perspectiva femenina de la cotidianidad, lo que vuelve trascendente la ocupación de cargos políticos por parte de mujeres.
En la actualidad, la lucha de las mujeres por un entorno político más justo ha conducido a que en México la paridad de género en la conformación de las cámaras de diputados y senadores sea ya obligatoria, por lo que las mujeres deben ocupar el mínimo del 50% de estos cargos legislativos, una medida pionera incluso en comparación con países europeos donde la consideración de las mujeres en las candidaturas de los partidos políticos no está reglamentada, sino que depende directamente de la discreción de dichos partidos, que por costumbre suelen favorecer a candidatos varones («Setenta años de lucha por el voto de las mujeres», 2023). Para comprender el importante logro que representa este panorama, es valioso revisar la tenaz lucha emprendida por las mujeres en México para tener un papel activo en la política del país, partiendo desde lo más esencial, que fue conseguir el derecho al voto.
Aunque las primeras iniciativas y movimientos en pos de la concesión del título de ciudadanas a las mujeres con el objetivo de que pudieran participar en las elecciones políticas surgieron en el siglo XIX en Europa («Cuando las mujeres votamos por primera vez», s. f.), en México esas ideas feministas no dieron sus primeros frutos sino hasta terminado el porfiriato. A partir de la década de 1910, surgieron peticiones en el estado de Yucatán para que se concediera el derecho al voto a las mujeres y, aunque no de inmediato, estas peticiones eventualmente fueron atendidas cuando en 1923 se decretó a nivel municipal y estatal dentro del mismo Yucatán no sólo que las mujeres podían emitir su voto, sino también ostentar cargos públicos dentro del estado, como diputadas locales o regidoras, por ejemplo (Notimex, 2018).
Ese mismo 1923, se celebró en la Ciudad de México el Primer Congreso de la Liga Panamericana de Mujeres, en el que se reunieron más de cien delegadas de todo el país, incluidas las más importantes dirigentes feministas de la época, que resolvieron enviar al Congreso una petición de que se estableciera legalmente una igualdad política entre hombres y mujeres («Mujeres en México votan por primera vez», s. f.). Aunque esta petición fue importante para que comenzara a discutirse la posibilidad de otorgar el derecho al voto a las mujeres, hubo una resistencia considerable por parte de los políticos hombres, que consideraban que no tenía utilidad que las mujeres votaran, ya que se asumía que si sus padres o esposos votaban en una elección, lo hacían por la opción que toda la familia, incluidas sus hijas o esposas, consideraba la mejor («Setenta años de lucha por el voto de las mujeres», 2023). Este tipo de resistencia perduró durante décadas, e incluso cuando, a lo largo de la década de 1920, hubo intentos de constituir el derecho al voto de las mujeres en distintos estados del país, una vez que el derecho era concedido, terminaba siendo después revocado; así sucedió, por ejemplo, en San Luis Potosí, donde las mujeres consiguieron el derecho a participar en las elecciones municipales en 1924 y en las estatales en 1925, sólo para que este derecho fuera una vez más cancelado en 1926 (Notimex, 2018). De la misma manera, en 1937, durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, se lanzó una iniciativa para reformar el artículo 34 de la Constitución con el objetivo de que se considerara ciudadanos no sólo a los hombres, sino también a las mujeres, pero en la última fase del proceso legislativo, la reforma constitucional no se declaró debidamente, por lo que el proyecto terminó interrumpido («Mujeres en México votan por primera vez», s. f.).
De esta forma, el primer avance concretado en la lucha por el derecho al voto de la mujer llegó en 1947, cuando, durante la presidencia de Miguel Alemán, se publicó en el Diario Oficial de la Federación una reforma al artículo 115 de la Constitución, gracias a la cual se concedía a las mujeres el derecho a participar en elecciones municipales a lo largo de todo el país (Notimex, 2018). Es importante señalar, sin embargo, que la resistencia entre los sectores políticos masculinos aún veía con desconfianza que las mujeres pudieran emitir su voto, pues se creía que la supuesta cercanía de la mujer como ama de casa hacia la Iglesia terminaría influyendo sobre sus decisiones electorales, lo que favorecería a políticos conservadores allegados a la Iglesia («Setenta años de lucha por el voto de las mujeres», 2023).
En abril de 1952, más de 20,000 mujeres se reunieron en el parque 18 de Marzo de la Ciudad de México para exigir al entonces candidato presidencial Adolfo Ruiz Cortines que cumpliera, en caso de obtener la presidencia, su promesa de campaña de hacer oficial el derecho constitucional de las mujeres a votar en elecciones federales, como la presidencial, y a participar en las contiendas políticas como candidatas («Mujeres en México votan por primera vez», s. f.). Una vez que Ruiz Cortines ganó la elección presidencial, y como habían exigido las mujeres activistas, se publicó el 17 de octubre de 1953 un decreto en el Diario Oficial de la Federación donde finalmente se anunciaba la reforma al artículo 34 de la Constitución, para que se considerara como ciudadanas a todas las mujeres, lo que aseguraría para las mujeres los derechos a votar y ser votadas en todo el país (ib.; Notimex, 2018).
Así, poco menos de dos años después de publicado el decreto en el Diario Oficial de la Federación, las mujeres participaron por primera vez en elecciones a nivel nacional el 3 de julio de 1955 (Notimex, 2018), estableciendo la piedra fundacional de un cambio hacia un ejercicio político más justo donde la perspectiva femenina sea tomada en cuenta en las decisiones de todos los niveles de gobierno en el país. Medidas como la desaparición del IVA en los productos sanitarios indispensables durante el período o realidades como la de que hace sólo 10 años, en 2014, el Congreso de la Unión estaba compuesto por 254 mujeres y 374 hombres y hoy en día la cantidad de mujeres y hombres, gracias a la paridad en la representación política, es la misma («Setenta años de lucha por el voto de las mujeres», 2023) no sólo son muestra de la manera en que tomar en cuenta dicha perspectiva contribuye a una sociedad más justa, sino que también constituyen el más digno legado de una lucha liderada por las mujeres en México y el mundo que continuamente debería invitarnos a pensar qué podemos hacer distinto como colectividad para construir una realidad más equilibrada.
Referencias
—Cuando las mujeres votamos por primera vez. (s. f.). Instituto Nacional Electoral. https://igualdad.ine.mx/cuando-las-mujeres-votamos-por-primera-vez/
—Gaceta Correveidile. Los impuestos son color rosa [versión electrónica]. (s. f.). Gobierno de Puebla; Secretaría de Igualdad Sustantiva. https://drive.google.com/file/d/1MkbIDfZw5hejl88ygvElexYCU24lonhf/view?usp=sharing
—Mujeres en México votan por primera vez. (s. f.). Comisión Nacional de los Derechos Humanos. https://www.cndh.org.mx/noticia/mujeres-en-mexico-votan-por-primera-vez-0
—Notimex. (2018, 17 de octubre). El voto femenino. UNAM Global. https://unamglobal.unam.mx/65-anos-del-voto-femenino-en-mexico/
—Setenta años de lucha por el voto de las mujeres: historia y retos. (2023, 16 de octubre). Gaceta UNAM. https://www.gaceta.unam.mx/setenta-anos-de-lucha-por-el-voto-de-las-mujeres-historia-y-retos/