Un tema común en la actualidad, que en realidad no es especialmente novedoso, es el de la creciente escasez de recursos para consumo humano. Desde escasez de recursos para producir materiales necesarios en diferentes industrias (Baraniuk, 2021) hasta la escasez de recursos vitales como el agua en zonas geográficas del país y del mundo cada vez más climatológicamente inestables (La Jornada, 2022), la escasez parece haberse convertido en una sombra con la que todos debemos convivir.
Si bien es cierto que muchos aspectos que pueden generar una crisis de recursos salen de las manos de los individuos, las tendencias de consumo de las sociedades conformadas por los individuos sí tienen repercusiones más o menos evidentes que todos podemos relacionar con la escasez de ciertos productos en determinado momento. Resulta importante reconocer el papel que uno juega en la cadena de consumo no sólo para generar un impacto positivo ecológicamente, sino también un beneficio económico y financiero personal y social.
Con esto en mente, abogando en defensa de una sociedad de consumidores responsables conscientes de su impacto ecológico y económico, presentamos tres consejos para tomar esa conciencia de acción y poder repercutir positivamente en la vida social, lo que se refleja en la propia vida individual.
- Enterarse del lugar de procedencia del producto. Aunque es sencillo asumir dónde se produce algo, puede ser difícil saber o tomar conocimiento del lugar dónde las cosas que usamos a diario se manufacturan y bajo qué condiciones los trabajadores las crean. Buscar esa información sobre los productos que se usa y se compra puede ayudar a entender la cadena de producción de tal producto y a tomar más adelante decisiones sobre las compras personales.
- Comprar localmente o producir uno mismo. Ya que las compañías trasnacionales grandes tienden a subcontratar las labores de producción en países donde la mano de obra es barata en lugar de invertir en sus países de origen o en los que esos productos se comercializan (Global Citizen, 2015), una vez que uno sabe de dónde vienen los productos que se compran y bajo qué condiciones se trata a los trabajadores de las plantas de producción, uno puede tomar la decisión de comprar bienes creados en el propio país de residencia, lo que a la larga contribuye a darle valor a la mano de obra dentro de la comunidad de uno mismo, lo que se puede convertir en mejores y más lucrativas opciones de empleo para la sociedad.
- Consumir menos. Ya que, como se mencionó antes, las naciones desarrolladas han generado hábitos de consumo acelerado en que se compra excesivamente más de lo que se necesita, los países en vías de desarrollo son blanco fácil para las empresas trasnacionales para ofrecer mano de obra barata que justifique los precios baratos de los productos consumidos y poder así generarlos en masa sin interrupciones. Se vuelve evidente así cómo hábitos de consumo desmedidos pueden generar desigualdad para los trabajadores, así como condiciones de desinterés corporativo en una relación sana con el medio ambiente, ya que entre mayor es la demanda de objetos cuya producción hace mella por sí sola en el ambiente, mayor y peor será el daño causado.
Ya que la UNIDEV apuesta no sólo por el desarrollo profesional de sus aspirantes y estudiantes, sino también por su desarrollo personal e intelectual, le es importante comprometerse con la educación continua de los ciudadanos en asuntos que nos corresponden a todos, con miras a construir una sociedad bien informada y responsable.
Referencias
—Baraniuk, C. (2021, 27 de agosto). Why is there a chip shortage? BBC. https://www.bbc.com/news/business-58230388
—Global Citizen. (2015, 18 de marzo). 5 tips for more responsible and sustainable shopping. https://www.globalcitizen.org/es/content/how-to-be-a-responsible-consumer/
—La Jornada. (2022, 6 de junio). Nuevo León: sed y modelo económico. https://jornada.com.mx/2022/06/06/edito