Cómo hacer una buena presentación en público

Una de las habilidades hoy necesarias no sólo dentro del mundo académico, sino también en el mundo laboral y especialmente en una sociedad que, como la nuestra, cada vez está más permanentemente conectada entre sí, es la de dar presentaciones en público. La razón de esta creciente necesidad de saber comunicar lo que uno piensa o sabe a un gran número de personas de manera simultánea es la manera en que las diferentes instituciones y organizaciones ―académicas y laborales― están construidas, pensando en la retroalimentación y la mejora constante a través de escuchar la voz de los colaboradores y los estudiantes.

Ahora bien, es innegable que dar una presentación en público, más todavía si el público es grande y se compone de desconocidos, genera nervios en las personas al sentirse uno vulnerable y expuesto al juicio de los demás, ya que nuestros cerebros están diseñados para definir nuestra primera impresión de las personas en cerca de cien milisegundos (Barker, 2012). Sin embargo, estos mismos nervios no son sino una respuesta natural del cuerpo al miedo y más que una desventaja, son el motor que puede impulsar una buena presentación, que puede verse también guiada por estos cinco consejos:

1. Estructurar y pensar una historia. Una vez que se sabe lo que se quiere expresar en la presentación, la forma más efectiva de hacer que el público recuerde lo que se dice es exponerlo en manera de una historia con un desarrollo lógico: de A se pasa a B y se concluye en C. Cuando sólo se ofrecen datos sin conexión aquí y allá, no sólo la información se vuelve más difícil de recordar, sino que además la atención de la gente puede perderse con más facilidad.

2. Planear la exposición. Una vez que se ha preparado lo que se tiene por decir, es importante determinar cómo se dirá. Básicamente, existen dos formas de presentar la información: leyéndola o memorizándola. Ya que no siempre se tendrá el tiempo suficiente para memorizar una presentación, menos todavía si es larga, puede trabajarse en encontrar un punto medio, en el que la información se condense en los puntos clave que deben recordarse en orden para que la presentación fluya, incluso si el discurso no es preparado palabra por palabra.

3. Controlar el cuerpo. Ya que al sentirse expuesto el cuerpo tiende a buscar formas de escapar de la incomodidad, lo importante para desarrollar presencia en un escenario es recordar controlar los impulsos que pueden afectar la manera en que se presenta. Así, evitar cruzar los brazos o caminar de un lado a otro del escenario (ya que ambas cosas sugieren inaccesibilidad o aburrimiento) puede contribuir a la contundencia del mensaje.

4. Planear los recursos audiovisuales. Ya que es más fácil recordar información presentada bajo diferentes estímulos sensoriales, los recursos visuales y auditivos pueden ser muy útiles. Guy Kawasaki, uno de los miembros originales del equipo de mercadotecnia de Apple, planteó para la planeación de exposiciones visuales la regla 10-20-30 (Waters, 2022): debe contener menos de 10 diapositivas, durar menos de 20 minutos y usar una fuente de 30 puntos.

5. Practicar. Una vez que la presentación ha sido planeada, lo ideal para prepararse mentalmente para el momento de exponerla es practicar. Aunque no siempre es posible dedicar mucho tiempo a la práctica, procurarla ―especialmente si es frente a una audiencia grande o tan próxima en tamaño a la audiencia real― puede ayudar no sólo a visualizar y prevenir inconvenientes (lo que reduce los nervios), sino también a dominar la propia manera de presentar para cuando el verdadero momento llegue.

Aunque, como se mencionó al comienzo, dar una presentación es una habilidad necesaria del mundo académico y laboral moderno, especialmente a partir del nivel de educación medio superior y superior, no debería ser subestimada como una habilidad exclusivamente de tales ámbitos: al final del día, la planeación, la práctica, el autocontrol y la estructura son principios útiles de seguir en cualquier escenario de la vida diaria, más allá de la escuela o el trabajo.