Aunque el puesto ocupado por Diego Rivera en el mundo artístico y el imaginario popular mexicanos actuales es difícil de asumir por sus claroscuros, basta recordar el puesto que llegó a ocupar a la par y después de los procesos históricos de la Revolución mexicana desde principios del siglo XX para dimensionar la manera en que las obras de Rivera contribuyeron a la definición de la identidad cultural mexicana frente al mundo.
Quizá la faceta más conocida de Rivera sea la de muralista, que revela la buena estima en que las figuras políticas no sólo mexicanas, sino también de otras partes del mundo, llegaron a tenerlo en vida. Cuando Adolfo López Mateos era presidente de México, en 1954 (López, 2020), Rivera fue invitado a comenzar la que quizá sea su pintura más famosa, el mural del Palacio Nacional que muestra un recorrido de la historia de México desde la vida de los pueblos prehispánicos hasta las figuras clave de la Revolución mexicana, haciendo énfasis en los principios de lucha social por la igualdad entre clases sociales. En 1931, el magnate estadounidense Nelson Rockefeller comisionó también a Rivera un mural en el Rockefeller Center de Nueva York que más tarde terminaría siendo borrado debido al desacuerdo entre las posturas políticas de Rivera y Rockefeller (ib.). Más allá de su obra como muralista, de entre su relación con la política y su apoyo a los ideales sociales opuestos al capitalismo destacan también la afinidad que tuvo con Stalin, el dictador de la Unión Soviética de quien se ofreció alguna vez a pintar un retrato (Yegórov, 2018), así como el alojamiento que le dio, junto a su esposa Frida Kahlo, al líder político de la Revolución rusa León Trotski cuando Trotski huyó de esa misma Unión Soviética estalinista en 1937 (Aguilar Casas, 2022; Yegórov, 2018).
Su conexión con los ideales socialistas revolucionarios y la política contribuyó en gran medida, como se puede ver, a la influencia que Diego Rivera llegó a tener en vida en la sociedad mexicana y al hecho de que se le considere un ícono de la mexicanidad (lo que queda evidenciado, por ejemplo, en la inclusión durante algunos años de su figura en el billete de quinientos pesos). De esta forma también es que influyó también en su iconicidad su relación inestable con el también símbolo del arte mexicano Frida Kahlo, una relación marcada no sólo por las infidelidades de Rivera hacia Kahlo (de entre las que destaca la que Rivera tuvo con la hermana menor de Frida, Cristina, en 1935), sino también las venganzas amorosas de Kahlo (de entre las que se puede mencionar el amorío que Kahlo tuvo con el susodicho Trotsky, en 1937, cuando lo recibieron en su casa como huésped; Rolandi Perandones, 2023).
Quizá lo que más podría despertar interés sobre la relación entre Rivera y Kahlo, no sólo de manera amorosa, sino también artísticamente, sea la inversión de sus posiciones de importancia en la cultura mexicana en las décadas recientes. Y esto queda demostrado con las cifras por las que pinturas de ambos se han subastado en años anteriores (Giser, 2021): en tanto las pinturas Baile de Tehuantepec (1928) y Los rivales (1931), de Rivera, fueron desde 2016 las dos obras de artistas latinoamericanos más caras vendidas (por 15.7 millones de dólares y 9.8 millones de dólares, respectivamente), en 2021 el autorretrato Diego y yo, de Kahlo, tomó el primer lugar de la lista, al subastarse en Estados Unidos por 34 millones de dólares, más del doble del monto recaudado por Baile de Tehuantepec. Así, en tiempos recientes, en tanto la figura de Frida Kahlo y su arte han sido rescatados como muestra excelente de la mexicanidad, la obra de Diego Rivera ha comenzado a caer, por el lado contrario, en el olvido: mientras durante la vida de ambos artistas Frida Kahlo era vista como la esposa de Diego Rivera, en tiempos actuales Rivera es visto como el esposo de Frida Kahlo (Rolandi Perandones, 2023).
El fenómeno del cambio de peso en la cultura popular mexicana entre Kahlo y Rivera podría atribuirse al menos en parte al impulso de los movimientos feministas en América Latina de rescate de la obra artística femenina y de un cambio a una mayor apreciación de las obras más íntimas, como las de Kahlo (que cuenta entre sus pinturas más famosas autorretratos de toque surrealista), sobre las obras de corte más histórico, ideológico y folclórico de Rivera. Sin embargo, lo que cabría rescatar del dinamismo de la estima de las obras de Kahlo y Rivera entre los mexicanos es también la noción de que el arte y la expresión cultural de cualquier sociedad nunca están excluidos de los propios ideales de esa misma sociedad, que al final del día es la encargada de ensalzar o relegar a figuras como la de Rivera.
Referencias
—Aguilar Casas, E. (2022, 20 de junio). León Trotsky: México, su refugio y su tumba. Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México. https://inehrm.gob.mx/es/inehrm/LeonTrosky__MexsRefsuTumba
—Giser, N. (2021, 14 de diciembre). Las 5 obras más caras del arte latinoamericano: Frida Kahlo y Diego Rivera se quedan con (casi) todo. Clarín. https://www.clarin.com/cultura/5-obras-caras-arte-latinoamericano-frida-kahlo-diego-rivera-quedan_0_Gix1beSql.html
—López, A. I. (2020, 3 de abril). Diego Rivera: el artista que dio forma al muralismo mexicano. Architectural Digest. https://www.admagazine.com/cultura/diego-rivera-el-artista-que-dio-forma-al-muralismo-mexicano-20200404-6670-articulos
—Rolandi Perandones, M. (2023, 23 de mayo). Frida Kahlo y Diego Rivera, historia de una pasión entre una paloma y un elefante. Clarín. https://www.clarin.com/cultura/frida-khalo-diego-rivera-claves-historia-amor-paloma-elefante_0_2XARk6Uttb.html
—Yegórov, B. (2018, 24 de agosto). Diego Rivera, el artista mexicano que se enfrentó a Stalin y a los Rockefeller. Russia Beyond. https://es.rbth.com/cultura/81516-diego-rivera-artista-mexicano-stalin-rockefeller