Sinaloa

Sinaloa es un estado de múltiples influencias culturales, que reflejan su dinamismo migratorio y el enriquecimiento que ese dinamismo le ha facilitado. Aunque turísticamente Sinaloa es conocido dentro de México por destinos playeros como Mazatlán, a lo largo de su historia, y en especial a partir del siglo XX, el estado se volvió punto importante de residencia de inmigrantes de todas partes del mundo a lo largo de distintas olas migratorias: es así como en el estado pueden encontrarse comunidades descendientes de ciudadanos europeos y asiáticos. Por ello, por ejemplo, es posible encontrar a lo largo de las costas sinaloenses iglesias griegas ortodoxas, y el sushi de Sinaloa (también llamado sushinaloa, caracterizado por usar especias sembradas en el estado para dar picor, como el chipotle, el chiltepín y el jalapeño, en lugar del wasabi japonés) no sólo se ha popularizado dentro de México, sino también en restaurantes abiertos por migrantes sinaloenses establecidos en Estados Unidos.

Culturalmente, Sinaloa es también un punto de referencia relevante de producción de grupos de música de banda y norteño, habiendo nacido ahí grupos como los Tigres del Norte, la Banda MS, la Arrolladora Banda El Limón, la banda El Recodo y la banda Los Recoditos, que han encontrado una audiencia numerosa no sólo en el país, sino también de forma internacional.

En cuestión de educación y economía, el de Sinaloa es un caso curioso y destacable en el panorama general de México por la aparente desconexión entre dos rubros que comúnmente van de la mano cuando se habla del desarrollo social: el grado de escolaridad y el valor monetario total de los bienes y servicios generados en promedio por cada habitante a lo largo de un año (que se conoce como producto interno bruto per cápita o PIB per cápita). Ya que de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) un solo año adicional en el grado de escolaridad promedio de un país puede incrementar el PIB per cápita entre 4 y 7%, cabría esperarse, como suele suceder, que un alto grado de escolaridad entre los habitantes de un estado conduzca a un nivel de ingresos más alto entre ellos. Sin embargo, en el caso de Sinaloa, a pesar de que el estado tiene uno de los grados de escolaridad más altos de todo el país (en promedio, los estudiantes sinaloenses abandonan sus estudios después de 10.22 años, es decir, poco después de haber terminado su primer año de bachillerato; en comparación, el promedio nacional del grado de escolaridad es de 9.7 años), el PIB per cápita anual de sus ciudadanos está $10,000 pesos por debajo del promedio nacional (en Sinaloa, el ingreso promediado es de $117,150 pesos, mientras que el promedio nacional es de $127,425).

La desconexión entre el grado de escolaridad y el PIB per cápita de los sinaloenses encuentra sus explicaciones en distintos factores, incluida la manera en que la inseguridad generada por el crimen organizado (especialmente representado por los carteles del narcotráfico) condiciona la ubicación en el panorama profesional local de los habitantes sinaloenses, que a veces recurren a la migración a otros estados del país o a otros países, como Estados Unidos, para buscar oportunidades laborales estables y redituables.

Lo que queda claro al presentar cifras como las de Sinaloa en materias educativa y económica es la necesidad, siempre evidente, de invertir en la educación de una sociedad con la convicción de que esa inversión a la larga puede volverse el motor de un futuro profesional prometedor. Esa convicción es la que impulsa a la UNIDEV a ofrecer un modelo educativo integral a sus estudiantes, que pueden cursar o completar sus estudios de nivel bachillerato desde cualquier punto del país apenas contando con un celular conectado a internet, con sus propios horarios y a su propio ritmo.

En Sinaloa, como en toda la República, la UNIDEV refrenda su compromiso para con sus estudiantes innovando la educación en México.