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Cómo mantener un cerebro saludable en la vida adulta

Como se ha comentado antes en este blog, la noción popular del aprendizaje suele venir acompañada con la idea de la juventud o la infancia. Ciertamente existen razones para desechar en la actualidad una noción de ese tipo, ya que, por ejemplo, el mundo moderno, con su ritmo de vida acelerado y los rápidos avances tecnológicos que han terminado por integrarse a la cotidianidad en la forma de televisores y teléfonos inteligentes, nos desafía constantemente como individuos a asimilar procesos y aprender el uso de herramientas con los que nunca habíamos tenido que lidiar antes. Además de estas razones, es importante entender que procurar mantener una mente sana a través de ejercicios de aprendizaje y memoria y un estilo de vida equilibrado es una forma de prevenir el deterioro de las capacidades cognitivas y reducir así la aparición en la edad adulta de enfermedades como el Alzheimer y otras formas de demencia (Harvard Health Publishing, 2020; Kidd, 2022), lo que vuelve la priorización de hábitos óptimos de ejercicio mental relevante a cualquier edad.

 

Ya que el mantenimiento óptimo de las capacidades cerebrales y la salud mental pueden procurarse a través de distintas acciones, presentamos aquí cinco consejos útiles para facilitar estos objetivos al integrar buenos hábitos en el día a día.

 

  1. Ejercitarse regularmente. Aunque el ejercicio físico regular conlleva múltiples beneficios para la salud desde distintos ángulos, cada vez es más conocido entre la población el papel benéfico que tiene también en la salud cerebral. Ya que el objetivo es incrementar el flujo sanguíneo que circula hacia el cerebro ―lo que contribuye a limitar la reducción en las conexiones neuronales a medida que se envejece (Kidd, 2022)―, la realización de cualquier actividad aeróbica moderada (como caminar, nadar o practicar algún deporte) varias veces a la semana al menos durante 30 minutos diarios es suficiente para prevenir el riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con la demencia.

 

  1. Mantenerse activo socialmente. Tanto la depresión como niveles altos de estrés pueden contribuir a la pérdida de memoria de corto y largo plazo (Kidd, 2022) y el aislamiento se ha relacionado a través de investigación en salud con la pérdida paulatina de neuronas (ib.). Ya que la interacción social es auxiliar en la prevención de la aparición de síntomas de depresión y de los efectos negativos de niveles altos constantes de estrés, mantenerse en contacto y convivir con familiares y amigos de manera habitual es una forma de abonar a la salud cerebral de uno mismo (Harvard Health Publishing, 2020).

 

  1. Dormir lo suficiente. Algunas teorías han propuesto que el sueño ayuda a limpiar proteínas anormales en el cerebro y a consolidar información en la memoria de largo plazo (Kidd, 2022), lo que, claro, no sólo es positivo para mejorar la memoria, sino también para conservar una buena salud cerebral. Se aconseja procurar dormir de siete a ocho horas ininterrumpidas por noche, en lugar de fragmentar el sueño en períodos más cortos.

 

  1. Creer en uno mismo. Por simple que parezca, los mitos acerca del envejecimiento, especialmente en lo relacionado a la salud mental (como el creer que los adultos mayores tienen de manera inevitable una mala memoria), pueden de hecho contribuir de forma negativa al funcionamiento de la memoria (Harvard Health Publishing, 2020). No se trata solamente del efecto directo que la exposición a ese tipo de estereotipos sobre la edad adulta puede tener, sino también sus consecuencias indirectas: una persona que no cree estar en control de su capacidad de memoria tiene una menor probabilidad de dedicarse a mantener o mejorar sus habilidades de memoria, lo que a la larga puede intensificar el deterioro de las capacidades cognitivas (ib.).

 

  1. Desafiar el conocimiento que ya se posee. A medida que el cerebro madura, la mejor ruta para mantenerlo en buen estado no es, como en el caso de los niños, simplemente aprender nuevos datos o nuevas piezas de información. Ya que un cerebro adulto ya ha almacenado una cantidad considerable de información que puede continuar reforzándose a lo largo de los años (por ejemplo, al continuar estudiando por mucho tiempo un mismo tema o un mismo ramo, como se condiciona en un mundo moderno donde la formación académica está orientada a la sobreespecialización de los profesionistas en su propia área educativa o laboral), el objetivo es cuestionar esa información o aprender habilidades novedosas para el cerebro (Strauch, 2009). Es por esta razón que, para favorecer la formación de nuevas conexiones neuronales, suele recomendarse aprender a tocar instrumentos musicales, manejar herramientas que no sean familiares o simplemente estar abierto a escuchar puntos de vista nuevos sobre temas que ya se dominen (ib.).

 

Quizá la conexión entre la juventud y los procesos de aprendizaje en el imaginario de las personas no deba descartarse después de todo, en tanto se logre comprender que no es la juventud la que conduce a un cerebro listo para aprender, sino que el aprendizaje constante, la promoción del sentimiento de curiosidad y el deseo de mantener un cerebro activo son los que conducen a una mente joven, sin importar la edad.

Referencias

—Harvard Health Publishing. (2020, 26 de mayo). 6 simple steps to keep your mind sharp at any age. https://www.health.harvard.edu/mind-and-mood/6-simple-steps-to-keep-your-mind-sharp-at-any-age

—Kidd, K. (2022, 29 de diciembre). 6 tips to keep your brain healthy. Mayo Clinic Health System. https://www.mayoclinichealthsystem.org/hometown-health/speaking-of-health/5-tips-to-keep-your-brain-healthy

—Strauch, B. (2009, 29 de diciembre). How to train the aging brain. The New York Times. https://www.nytimes.com/2010/01/03/education/edlife/03adult-t.html

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